Notas
1) En nuestros días, como siempre, el problema primordial, universal, del ser humano no es
otro que el de la realización de la Verdad Absoluta, de la búsqueda y la implementación de
los medios que permiten esta realización; a pesar de los profanos laudadores y turiferarios
de la doxa religiosa laica, en guerra contra todas las formas de realización espiritual
auténtica, verdadera y real, efectiva. En esta época poco propicia para todas las prácticas
espirituales, la cuestión del descubrimiento de un medio que conduzca fácilmente a la
realización de la Verdad Absoluta se plantea más que nunca, a todos y a cada uno.
2) De las representaciones pictóricas divagantes del techo de la Capilla Sixtina a la actuación
muy grotesca de un presidente de nación deseando desempeñar caracterialmente, ante los
ojos del mundo entero, el papel de un avatar abatido de hijo indigno de Júpiter, una
tendencia excesiva a la encarnación de la divinidad se actualiza en Occidente, manteniendo
el sueño insano de una omnisciencia y una omnipotencia naturales; todo productor de
iconos que haya interiorizado los principios sagrados de su arte lo constata fácilmente.
3) Este neologismo, bárbaro como la mentalidad de las personas que se dedican a las
prácticas a las que se refiere, hace referencia a las tecnologías, que propagan - más allá,
indefinidamente - la mentira consustancial a la sofística. En cuanto a las técnicas, su
carácter medido, por la fuerza de las cosas, hace que desde siempre sean legítimas.
4) Así como a los Révs. Jack Austin, de Londres, Adrian Pell, de Amberes, Friedrich Fenzel, de
Salzburgo.
5) Cf: página 36, EL LOTO BLANCO. Contribución del Centro Cultural Budista Jôdo-Shinshû
Harry Pieper a la elaboración de una ordenación de bonzo Jôdo-Shinshû de forma
universalista para Europa. Edición ARCBS - obtenible en la dirección de este periódico.
6) Ayer, me pasaron una entrevista de Alexandre Duguin. Presentando su obra «La Cuarta
Teoría Política», este autor defiende la idea de una confrontación histórica entre tres
teorías políticas modernas mayores : el liberalismo, el comunismo, el fascismo. El
liberalismo anglosajón habiendo ganado recientemente una batalla, en el curso de su
mutación autófaga en «post-modernidad» organizadora de caos, los pueblos que rechazan
su hegemonía se unen ahora para ganar la guerra, una guerra cultural. Esta guerra se
desarrolla a escala mundial, en el plano personal, cada ser humano teniendo la opción de
persistir en vivir en el ambiente perturbado de estos tres sistemas políticos en fase de
caducidad avanzada, reforzando así temporalmente la hegemonía del liberalismo, o de
optar por el apoyo a la cuarta teoría política : la multipolaridad, siendo fiel a su tradición
de origen o volviendo a ella. «La Cuarta Teoría Política» lleva sin embargo en sí como una
debilidad : la idea de una perseverancia incondicional, o de un retorno incondicional, en su
tradición de origen de las personas que rechazan la modernidad. Ahora bien, con el
tiempo, diversas tradiciones no habiendo sido capaces de ofrecer a sus participantes una
práctica espiritual adaptada a esta época, ya antigua, de corrupción y decadencia (una
práctica soberanamente eficaz : permitiendo a cada uno, a todos, alcanzar fácilmente el Fin
de la Vía), ¿cómo podrían hacerlo hoy en día? Por consiguiente, ¿por qué persistir, o volver,
necesariamente en estas tradiciones? «La Cuarta Teoría Política» podría también
considerar más seriamente (más allá del concepto de katechon, proponiendo un modelo
cosmológico - y, por ende, metafísico - situando al hombre más allá de una dinámica
civilizacional apocalíptica supuestamente irremediable) los estragos civilizacionales que
han sido causados, y los que son susceptibles de ser causados, por la influencia «cultural»
perniciosa de las concepciones apocalípticas. Además, «La Cuarta Teoría Política» debería
disuadir resueltamente a las partes interesadas en su proyecto de intentar (utilizando en