En la física antigua, antigua y medieval, como en sus actuales análogos orientales, Ej : Samkhya -, los números, las matemáticas, la geometría, fueron concebidos como símbolos, reflejos de principios metafísicos, lo que le dio una dimensión superior, especulativa en el sentido original del término: teórica, contemplativa, cualitativa.
Hoy en día, las ciencias especializadas se basan en la observación exacta de los fenómenos. Se basan en la actividad de los sentidos, reforzada o no por instrumentos. Por lo tanto, si algo escapa a tal observación, estas ciencias no pueden decir nada al respecto: no pueden afirmar nada, porque no tienen pruebas que les permitan hacerlo; no pueden negar nada, porque no tienen más pruebas que les permitan hacerlo.
Muchas personas se enorgullecen de tener una actitud científica cuando lo único que hacen es negar algo que no puede demostrarse mediante el método científico. Al negar algo sin pruebas que les permitan hacerlo, estas personas se engañan a sí mismas y corren el riesgo de engañar a los demás. ¿Qué pensamos de un hombre ciego de nacimiento que niega la existencia del sol con el pretexto de que no puede verlo? Lo mismo ocurre con el conocimiento científico: no puede dar cuenta de la esfera espiritual que se relaciona con otro tipo de conocimiento.
Una ciencia "en progreso" es fundamentalmente incierta, su estado precedente ha sido invalidado por su estado presente, éste va a ser invalidado por su estado posterior, y éste siempre más rápidamente, indefinidamente - lo indefinido procediendo de lo finito es con ello incluso limitado, a diferencia del infinito. Este carácter fundamentalmente incierto -muy insatisfactorio, sin pensarlo mucho - es la única certeza a la que se refiere esta ciencia, una certeza de tal naturaleza que la cuestiona radicalmente - como lo demuestra este ejemplo de una lógica elemental: si un átomo es lo que debe ser por definición: sin parte, también debe ser sin extensión; por tanto, cualquier número de átomos nunca formarán un cuerpo.
La metafísica, basada en principios universales intemporales, concibe la realidad de manera deductiva y sintética - a través de una intuición intelectual, que puede compararse con una revelación luminosa, que va del centro a la periferia, de “arriba abajo”, una intuición que cualquier hombre puede adquirir, comprometiéndose de manera efectiva (verdadera y real) en un auténtico camino hacia la liberación espiritual - lo que no ocurre con las ciencias especializadas, que proceden analíticamente, algo que a una persona con predisposiciones espirituales le resulta tedioso.
Así como lo hizo Proclo en otro período crucial, Dante, en su obra inspirada en la Sabiduría Beatífica, sintetizó las luces espirituales de su tiempo para transmitirlas a la posteridad. En La Comedia, sitúa a Judas, símbolo del apego traidor y suicida a la cantidad, el más cercano a Lucifer, en el centro de la tierra*, del mismo modo que, según la teología catafática, la cantidad especifica la materia prima indiferenciada -lo que sugiere que el control de la cantidad dimensional indeterminada, causa de la individuación y de la “dividuación”, es el desafío fundamental de la física contemporánea. En esta perspectiva, la física cuántica, los algoritmos, la computadora, internet, entre otras proyecciones de una energía "cósmica" inferior, de influencia siniestra, son las prefiguraciones de un mundo infra natural, infrahumano, que conduce de un infierno virtual al infierno en el sentido estricto del término -de hecho, los físicos- los "magos" que reinterpretan símbolos sagrados plantean causas con consecuencias desastrosas.
Que el hombre de esta época de decadencia, reaccionando, se plantee de inmediato esta pregunta esencial: ¿cuál es el mejor camino (que ofrece lo mejor a los peores de la forma más sencilla : sin esfuerzo, al instante, sin posibilidad de perder lo adquirido) que conduce a la realización del Supremo Despertar Espiritual?
!Que todos los seres obtengan la Paz y la Felicidad ! ! NAMO AMIDA BUTSU !
Reverendo Gaston Bezençon